Una mujer fantástica

"Una mujer fantástica" (2017, Sebastián Lelio).

La vi en el cine y lo primero a destacar es su factura técnica, sin duda ya muchas películas chilenas están a un nivel que poco tiene que envidiar a otras industrias, lo interesante es que Lelio lo ha alcanzado realizando un cine de autor, desde sus primeros trabajos uno observa una mirada personal y luego de "Gloria" logró entramar lo experimental con lo popular. Antes de referirme a este trabajo, declaro que es "Gloria" la que más me ha gustado junto a su corto que aparece en "Fragmentos urbanos", aunque nunca he fanatizado mucho, creo que aún no ha hecho su gran película.
"Una mujer fantástica" trata sobre Marina (Daniela Vega), mesera, joven y que vive una feliz relación de pareja con un hombre 20 años mayor (Francisco Reyes). Luego de presentar esta bella relación entre ambos al inicio del film, abruptamente Orlando muere y acá parte entonces todo lo terrible y, curiosamente, también todo lo bello. 
La ex familia de Orlando, la policía y en general casi toda la sociedad, se comporta de manera hostil con Marina. ¿El porqué? Los prejuicios, la cartuchería, la solapada discriminación a lo diferente. ¿Qué es lo diferente? Marina, quien es transexual y recibe ofensa y maltrato vez tras vez, y que asume con total dignidad. Esa es la gracia de la película, no entregar un personaje lastimero sino osado, que trata de ser feliz a pesar de lo mierdoso de la sociedad, y son justamente este tipo de películas las que puede crear cambios en un espectador estrecho de mente, porque como dice el director "Marina está filmada como si fuera Sofía Loren", es difícil no empatizar con ella y si algo está faltando a montones en estos tiempos es la empatía. Tampoco creo que sea una gran película, aún funcionando en su hilo narrativo y simbólico, pero es una película que le hace bien a Chile. Y ese mismo morbo que hace que muchos se enteren de la existencia de este trabajo, pues la actriz Daniela Vega es en la vida real transexual, puede transformarse en una aceptación y generosidad hacia el otro luego de visitar esta historia. 
Me emocioné en una parte, hacia el final en la escena del cementerio antes de la cremación, porque ahí vemos la historia de amor, e independiente de quienes la vivan, el amor es el amor y punto.
Los secundarios están muy bien, hay un papel muy breve, pero quiero destacar a Aline Kuppenheim que siempre la encuentro seca y acá con un par de líneas está creíble y certera.
También destacar la música, que está muy bien pensada (en los créditos aparece Marisol García en la asesoría). Lo otro es que se muestra mucho el barrio de Santiago en torno a San Diego, Tarapacá y es bonito ver la ciudad en pantalla grande, también muy notable.
Mis peros tienen que ver más con la reiteración de la hostilidad social hacia Marina, que estaba al borde del melodrama básico, aunque creo que logra salvarse, y quizás ciertas ideas que creo no fueron bien expuestas para darle su justo valor, como su trabajo en el canto y su relación con su profe, por ejemplo.

Pero ojalá la vayan a ver al cine y si no han visto Gloria véanla también. Bien por Lelio y el cine chileno.


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