DESPEDIDA DEL ANGELITO

CUARTETA

Adiós agua limpia y pura
fuente de muerte y de vida
yo voy a hacer mi partida
a la triste sepultura

GLOSA

Adiós lucero del alba,
aurora de la mañana,
adiós, mártir sobrehumana,
consuelo de mi pobre alma;
adiós, laurel; adiós, palma,
adiós, árbol de dulzura;
adiós, madre, con ternura,
no llore, tenga consuelo,
le digo al entrar al cielo
adiós, agua limpia y pura.

Adiós, estrella brillante,
adiós, celestial belleza,
que por tu amor y nobleza
Dios em mandó en el instante;
adiós, luna relumbrante,
hoy, con tu luz desmedida,
viéndote a mí dirigida
te digo con pecho ufano
que soy de todo cristiano
fuente de muerte y de vida.

Adiós, madre, no me llores,
mira que me hace fatal,
usted aumenta mi mal
con esos tiernos clamores;
aunque mis dulces amores
la dejarán afligida
en un pesar sumergida
por este trance inmortal
para el panteón general
yo voy a hacer mi partida.

Adiós, blanca luz del día
que alumbrás por todo el mundo,
adiós, autor sin segundo,
que a todo cristiano guía;
antorcha que relucía
en tan elevada altura,
el espíritu se apura
antes de la cuenta dar,
pronto me van a llevar
a la triste sepultura.

DESPEDIDA

Al fin, parece que hablando
el ángel al padre dice
que es hora que se precise
que la aurora está blanqueando;
vayan mi cuerpo quitando,
llévenlo a la tumba oscura,
madre, ya se le asegura
que pongan su llanto en calma,
porque a la gloria va el alma
y el cuerpo a la sepultura


- Décimas escritas por Raimundo Navarro Flores, campesino, era semianalfabeto, de manera que componía de memoria. Extraído del libro "Poesía popular chilena". Selección de Diego Muñoz. 1972. Editorial Quimantú. -


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