Sin Norte

"Sin Norte" (2015, Fernando Lavanderos y Gonzalo Verdugo)

Fernando Lavanderos tiene una pequeña, pero consistente filmografía. La genial "Y las vacas vuelan" (2004) que es una verdadera rareza para le época, tal vez es la película que da comienzo al nuevo cine chileno que se avecinaba; luego la también interesante "Las cosas como son" y ahora la reciente "Sin Norte". En todas hay algo muy idiosincrático, son películas muy chilenas, no sólo por las locaciones y el uso del lenguaje, sino que también por los códigos culturales que se manifiestan al descubrir que cuando uno dice una cosa en realidad está queriendo decir otra.

"Sin Norte" es una aventura romántica, un road movie cómico y dramático donde al igual que en "Las vacas vuelan" el limite de la ficción y el documental se vuelve difuso. Esteban (Koke Santa Ana) es abandonado de un día para otro por su novia Isabel (Geraldine Neary), descubre luego del llanto y confusión inicial que se descargan los videos y fotos de su viaje en el tablet que dejó. Se entera entonces que se fue al Norte, de ahí el título.

En un acto desesperado toma el auto y parte a buscarla sin rumbo claro. De esta manera van dialogando ambos viajes en desfase, el de Isabel y el de Esteban. El viaje muestra un Chile poco turístico, aunque hay bellos paisajes, concentrándose más en los diversos y extraños personajes que van entregando información sobre el paradero de Isabel, aunque lo más relevante es que funcionan como espejo de las interrogantes emocionales de Esteban, de quién se hace cada vez más evidente su confusión.

El ejercicio narrativo es más que interesante, pues es un mecanismo que no se agota (podría haber sido infinito), el uso de distintos formatos, imágenes de Isabel tomadas con el celular y un tratamiento más formal con Esteban, le entrega un naturalismo a la historia. Las actuaciones de estos personajes están muy bien, Koke Santa Ana tiene un tono más melancólico al de su registro cómico en wokitoki, aunque tiene escenas muy graciosas como la de su recreación de dormitorio para hablar con su jefe por skype inventando que está enfermo mientras se escuchan las olas del mar. Sin duda tiene un carisma que nos hace empatizar con su drama, y entendemos que no está haciendo las cosas de manera inteligente, su trabajo como hombre perdido queda muy bien definido.

"Sin Norte" al igual que toda la obra de Lavanderos genera muchas preguntas y pocas respuestas, le otorga complicidad al espectador a partir de estos códigos que nuestra cultura posee. El chamullo, la mentira, las preguntas con doble intención, los silencios, el divagar e incluso a veces la retórica errática, poética y profunda se entremezclan en el actuar de cada personaje.

Al igual que Isabel, nosotros vamos adelantándonos a las preguntas de Esteban, ¿Este viaje es por amor o es sólo una obsesión? ¿O son lo mismo? ¿Se busca el perdón, la revelación, la redención o uno mismo? ¿Por qué mentir? ¿Qué ocultamos? ¿Qué ganamos? ¿Qué perdemos? Y así los personajes funcionan también como espejos, parte esencial del cine narrativo, aunque es la contemplación del paisaje y sus habitantes lo que nos contextualiza y nos desnuda.

La ruta que toman Isabel y Esteban a destiempo se cruzan cuando se detienen a ver donde están parados, ya ambos habiendo corridos riesgos, habiendo enfrentado pérdidas. Acá aparece la necesaria emotividad que despierta al espectador, otorgando un sentido personal al viaje.

Estamos en un momento donde a casi todo se le está evaluando desde una perspectiva de género, donde muchas veces se tilda y encasilla sin mayor análisis. Veo que esta película es la que mejor representa a nivel simbólico lo que está ocurriendo sin tener que poner discursos propagandísticos en la boca de los personajes. Acá las mujeres toman las riendas de su búsqueda personal y el hombre atrasado, a la siga, ve como se derrumban sus convicciones, evidenciando su dependencia, mintiendo para no perder su virilidad y sus privilegios, carcomiéndose por dentro porque se pregunta lo que antes nunca se preguntó. Hay que recorrer el camino y dialogar ya sin el capital como escenario.

Una de los mejores estrenos chilenos del 2017. Hay que seguir la obra de Lavanderos.