Ciudadano
CIUDADANO No sé de donde viene mi costumbre de agravarme a las siete de la tarde. Quizá sólo por ser un transeúnte sin bigote o pañuelo, sin zapato ni amante. No sé para qué vivo y por qué muero, si ha tiempo me dijeron las gitanas que tendré vida cara con un final de perros: o sea que no pienso morir como Dios manda. Conozco bien las piedras de andar, la vista gacha; recojo los cigarros que pueblan las cunetas agradeciendo todo en mis andanzas de oscuros pies de barro y de madera. Si yo fuera un cantor soñaba, mi iría por el mundo cantando mis desdichas para vivir del canto mío y que me escucharan los que sueñan con una risa limpia. Pero no tengo voz, ni pañuelo, ni amante; no sé por qué me vuelvo amigo de los perros cuando soy transeúnte de la tarde sin saber por qué vivo y por qué muero. - del poeta chileno Armando Rubio -