Rabia en la garganta, belleza en el eco

En el ciclo sobre Raúl Ruiz que se está llevando a cabo en la Cineteca vi "La Recta Provincia" (2007), serie realizada para TVN y ahora presentada como un todo (editada por su viuda Valeria Sarmiento). No es secreto que soy un fanático de las obras de Ruiz, principalmente de sus obras realizadas en Chile, así que pasó lo que tenía que pasar, la encontré a toda raja, son 160 minutos bastante raros, surrealismo chilensis con tuti, con situaciones y personajes rarísimos, pero a  la vez personas que uno se puede encontrar en la calle, en la feria, y sobretodo en el campo. A parte de sus dos protagonistas, una relación muy curiosa de madre e hijo (Bélgica Castro e Ignacio Agüero) aparece el diablo, Cristo, la virgen María, Barrabás, el ángel guardián, Heráclito, en fin, una weá bien delirante, todos medios huasos, diciendo frases raras, desdiciéndose, una ensalá de historias imposible de seguir y entender, pero muy disfrutables, chistosas, cercanas a pesar del cuático entramado. E

El otro día fui a ver al cine "Julieta" (2016) de Pedro Almodóvar. El problema de directores tan autorales como Almodóvar, es que uno lo compara y ubica dentro con/de toda su obra y no con el cine en general. La historia habla principalmente de las pérdidas.Aunque más que contar la historia, puedo decir que me gustó porque Almodóvar resuelve siempre algunos asuntos narrativos de manera inteligente, a esta altura también de manera más sobria, pero siento que no logra la profun didad tan conmovedora de su mejor período (me refiero a Carne trémula/Todo sobre mi madre/Hable con ella/La mala educación). De todas formas la recomiendo porque igual está sobre la media de las películas que uno puede hallar en las salas. Y quería compartir algo que pensaba respecto a la obra Almodovariana, algo que de seguro no es una idea nueva, pero que a mí se me hizo evidente ahora y es que el tema de Almodóvar que cruza la mayoría de las películas es "la cicatriz", heridas que existieron

"En los años 70, en Praga, conocí a un hombre-cine. Se sabía de memoria un montón de filmes prohibidos en su país, que él había podido ver en el extranjero. La gente lo invitaba a cenar y, luego, él les contaba una película -El discreto encanto de la burguesía, el día en que yo asistí a una de sus veladas- sin olvidar una sola escena, un solo diálogo. Exactamente igual que en Fahrenheit 451"  - Jean-Claude Carrière en su libro "La película que no se ve" -

"No condenaba a nadie apresuradamente y sin tener en cuenta las circunstancias decía: - Veamos el camino por donde ha pasado la falta." - De "Los Miserables" de Victor Hugo -