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Mostrando entradas de marzo 21, 2021

Poema de las manos muertas

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Toma mi mano, este hueso que estará un día podrido. Apriétala, ponla sobre tu corazón mientras dura la noche. Con ella escribo esta estrofa muerta, reviento una mariposa cada mañana. Con ella te digo adiós, pájaro viejo. Mira mis manos. Sólo así comprenderás mi tristeza. Si te rompieran el corazón, si te comieran el cerebro, tendrías estas mismas manos coronadas de aire invisible, de pámpanos muertos. Con ellas beberías la sopa enlutada del invierno, rodeado de escarabajos y de hijos. Perro nuestro que estás en los cielos, ¡defiéndeme estas manos! Que no se cubran de gusanos sino en la hora en que los hurones levantan sus patas al atardecer, y otras manos escriban : “fue un extraño salvaje en la tierra”. Encontrarás mi mano sobre el velador alguna noche, rodeada de carbón, incapaz de abrazar tu cintura, agarrando la sombra, el tabaco del cigarro funeral en el viento. En mi rostro -despiadado y distante- hallarás sólo una pagoda de hueso, el resto de una verdad enterrada. - Poema de &qu

Andres Iniesta

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Si no hubiera sido contemporáneo de Lionel Messi quizás habría ganado el Balón de Oro. Un volante completo, habilidoso, genial, de enorme intensidad, eximio habilitador y buen definidor cuando llega a la zona de remate. Su pierna derecha es un prodigio. Su categoría es tan grande que le permite moverse por cualquier zona del campo.  Campeón en el Mundial de 2010 y de las Eurocopas 2008 y 2012. Hizo el gol en la final ante Holanda en el Estadio Soccer City. Multicampeón con Barcelona. Elegido el Mejor Jugador de Europa (2012). - Del libro "Cracks de los mundiales 1930-2010" de Danilo Díaz, María Paz Garafulic y Jennifer King -

La vasija rajada

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Un aguador, en alguna parte de la India, transportaba agua desde una fuente hasta un pueblo, donde la vendía. Llevaba su carga en dos vasijas, atadas a un palo de madera a cada lado de los hombros. La vasija que llevaba a la derecha estaba intacta y llegaba siempre llena al pueblo, pero la vasija de la izquierda, rajada, perdía la mitad del agua por el camino. Aquello duró varios años, pues el hombre no tenía recursos para comprarse otra vasija. Un día la vasija rajada tomó la palabra y le dijo al aguador: - Me avergüenzo de mi imperfección y te pido perdón. Pierdo el agua que debería guardar. De verdad, siento vergüenza, te lo aseguro. Al aguador miró el recipiente y le dijo: - En el próximo viaje, tienes que mirar por el lado izquierdo del camino, por tu lado. - ¿Y qué veré? - preguntó la vasija. - Verás las flores a las que tu agua perdida, durante todo este tiempo, ha dado la vida. - relato que aparece en el libro "El segundo círculo de los mentirosos" de Jean-Claude Carr