En los medios psicoanalíticos (al propio Freud le gustaba entretener a sus amigos con historias de judíos) se suele contar que, en una familia bien situada de Nueva York, el padre, un burgués de ideas abiertas, ateo convencido y declarado, decide, no obstante, enviar a su hijo a un colegio cristiano de excelente reputación donde todo el mundo puede matricularse. Al cabo de dos meses de estudios, el hijo regresa a casa y le dice a su padre: -Papá ¿Puedo hacerte una pregunta? -Claro hijo. -Es fácil: ¡Qué quiere decir "Trinidad"? -¡Ah! No me des la lata con eso -responde el padre. - Pero ¿Por qué se habla siempre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? El padre encolerizado, agarra a sus hijos por los hombros y lo sacude al tiempo que le dice: - ¡Escúchame bien y que te entre de una vez por todas en la cabeza! ¡No hay más que un Dios y nosotros no creemos en él! - relato que aparece en el libro "El segundo círculo de los mentirosos" de Jean-Claude Carriere -