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Mostrando entradas de julio 12, 2020

Dueñas de Casa

De tanto hablar de soledad y muerte, hoy viven como dueñas de esta casa. Las conocía, sí, yo las cantaba: eran parientes que en mi sangre estaban. Conocía su pan y sus bordados, sus mistelas oscuras, sus resabios. Eran dos viejas tías que vivían modelando tristezas en su isla. Mas todo era tan vago y tan lejano. Eran palabras sin los viejos labios. Pero un día llegaron y pasaron por la puerta cerrada de mi casa. Entraron con sus faldas y rebozos, con sus rostros transidos y sin ojos. Apagaron las flores con su hielo. Le borraron el cielo a las ventanas. Y hoy me imponen vacío, me rodean con su silencio de madera blanca. Ponen salsas amargas en mis platos y me escancian un vino solitario. Y en las noches despierto y las sorprendo, con sus cuencas mirándome a la cara. Y nada puedo hacer, no puedo nada. Sus lúgubres maletas instaladas, me las muestran quedadas para siempre. Esta casa no es mía: está cerrada. Yo soy un prisionero de la nada. Mis llav

Louis Feuillade

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Durante su breve, pero prolífica carrera, Louis Feuillade generó más de 700 películas para los estudios franceses Gaumont, contribuyendo a situarlos entre los principales del país. Su especialidad eran las series de suspense: las principales fueron Fantomas (1913), Los vampiros (1915) y Judex (1916). Todo cinéfilo que se precie conoce y venera el nombre de Feuillade, porque fue el Big Bang que puso en órbita a Fritz Lang, Alfred Hitchcock y casi a todos los demás directores interesantes. En realidad, la técnica de Feuillade era más bien primitiva. El lenguaje cinematográfico que hoy conocemos todavía tendría que ser desarrollado por D.W.Griffith y Thomas Inces, Fritz Lang y  F.W.Murnau, Sergei Eisenstein y Lev Kuleshov. El hecho de que las películas de Feuillade, realizadas en la primera infancia del medio, sigan fascinando y cautivando al público actual indica que hay algo más en su construcción. Su trabajo de cámara simple y sin adornos, y su diseño de producción torpemente reali