La preocupación por el futuro nos mató, nos sacudió todos los fósforos con los que nos prendíamos al viento mientras los otros no tenían nada y nos burlábamos, pequeña cabrona soberbia, pequeño cabrón soberbio, juntos éramos cosa seria, peligro hasta en la iglesia hasta en los baños públicos, hasta en las casas okupa, hasta en el metro, sucumbimos igual, nuestra clase le tiene miedo al futuro. Le pusimos cabeza y dinamitamos el amor, ¿habrá sido amor? o el color era demasiado o de tanto que nos gustaba la historia nos enamoramos de esta historia que el futuro lapidó cuando empezamos a urgirnos por tu economía y la mía. Murieron nuestras tradiciones esa de sacarnos la lengua a lo lejos esa de besarnos en cada semáforo en rojo en verde también porque éramos pillos astucia que no sirvió de nada tanto que nos gustaba la prensa y la misma prensa nos mató con esas noticias de futuro difícil. La preocupación por el futuro nos mató, pero fue una muerte lenta se la peleamos al Diario Financiero...