Un sitio para el coche
Un hombre de negocios, al volante de su auto, da vueltas alrededor de un edificio de oficinas buscando en vano un sitio para estacionar. Tiene una cita importante, que va a decidir su vida, y teme llegar tarde. Se dirige a Dios: - ¡Te lo suplico, haz que encuentre un sitio! ¡Ya verás, seré muy bueno con mi mujer, me ocuparé de los niños, te lo prometo, daré limosna con frecuencia a los pobres, iré a ver a mi madre una vez a la semana y le llevaré bizcocho de chocolate! ¡Pero haz que encuentre un sitio! ¡Rápido! ¡Ten compasión! En ese momento delante de él, un auto pone el intermitente y se va de modo que queda libre un sitio. El hombre se dirige de nuevo a Dios: - ¡Ya está! ¡Solucionado! ¡No te molestes! - relato que aparece en el libro "El segundo círculo de los mentirosos" de Jean-Claude Carriere -