Rabia en la garganta, belleza en el eco

"Reservoir dogs" (1992, Quentin Tarantino) Tarantino irrumpió con fuerza a principio de los 90s dando frescura al cine negro con diálogos ingeniosos, mucha violencia y una carga cinéfila que puede pasar inadvertida por la sencillez de la puesta en escena. "Perros de la calle" se transformó  en una película de culto y un ejemplo de cine independiente en su realización . Hoy ya es un clásico. Un asalto frustrado en una joyería lleva a la banda de asaltantes a tener conflictos internos para resolver quien es el policía infiltrado.  Esa es la trama, aunque gran parte del atractivo son en verdad los diálogos y la narración no lineal de lo ocurrido, desde la elección de los asaltantes de quienes conocemos sus apodos: Mr. White (Harvey Keitel), Mr. Orange (Tim Roth), Mr. Blonde (Michael Madsen), Mr. Pink (Steve Buscemi), Mr. Brown (Quentin Tarantino) y Mr. Blue (Edward Bunker); pasando por el mismo asalto hasta el sangriento desenlace. Una película barata co

Sorprendentemente, hubo al menos media docena de películas basadas en Wizard of Oz antes de 1939. Todas ellas han sido, por supuesto, completamente olvidadas, eclipsadas por la deslumbrante majestuosidad de la versión protagonizada por Judy Garland, estrenada el 25 de agosto de 1939. Dichas versiones se basaron en la novela de L. Frank Baum The Wonderful Wizard of Oz (1900) que tras ver la película deja una sensación bastante sosa, pero como no había competencia cinematográfica en aquellos días y los lectores quedaron tan extasiados, dio lugar a trece secuelas. Incluso se hizo una versión para la escena musical en 1902, aunque la partitura de esta versión no fue utilizada para la película. En cambio se encargó a Harold Arlen (melodías) y a "Yip" Hamburg (letras) que crearan un conjunto de canciones totalmente nuevas. El resultado fue una partitura memorable salpicada de canciones destinadas de inmediato a ser tan icónicas como las zapatillas mágicas de color rubí de la

La cebolla es el canto de historias que sólo parecen privadas, como secretos compartidos entre dos que en realidad nunca lo son. Amores que se ensalzan mientras más duelen y peor resultan. Su expresión de lo romántico ha asistido a otras muchas expresiones creativas y colectivas; en el cine, novelas, fotonovelas y poesías, fiestas temáticas y para qué hablar de las teleseries. El canto como escap e, como reivindicación, como pausa a las prisas urbanas para ejercer el derecho a nostalgia y a una épica privada. El sentimentalismo es entonces resistencia a la asepsia contemporánea, a la rutina laboral; al orden saludable, trivial, narcotizado, redituable, zombi. "Querer vivir como si la vida fuera un bolero puede conducirnos a la locura o a la cirrosis -pondera Enrique Serna- pero un destino peor le espera a la gente sensata, sobria, enemiga de los desfiguros, que rige su vida por el principio de evitar riesgos, y [que] por miedo a perder la compostura ni siquiera conoce el