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Mostrando entradas de enero 27, 2008

Cumpleaños

Ridículamente feliz y con ganas de llorar, ocultas el rostro ordenando lentamente los soldados de plomo en el estante y otro regalo: un libro. Exactamente el mismo sentimiento que el de los momentos en que ella se viste y maquilla para ti como si fuesen convidados a la mesa del monarca. Recuerdo: estas matriarcas -jóvenes entonces- me peinaban y hasta pepas de limón podían encontrarse en el tordo negro de mi pelo; recuerdo rodillas sangrantes, homenajes y efemérides que debía memorizar en una sala fría. El ventilador, en esta foto por ejemplo, está encendido, los gorros cónicos con serpentina en la punta lo confirman. Las morochas con escarmenado a la usanza de la época son: -mi madre (ojos tristes) -algunas tías (JAP, católicas, P.N.) y el del centro soy yo con el gorro más vistoso y polera del Colo. ........................................................................ Y nuevamente, tras los años, las mujeres -novia, hermana, sobrina carrolian