El gran creador es el gran destructor

"Un aterrador cortometraje titulado "Due dollari al chilo" (2000) muestra cómo se destruyen las copias de las películas después de su distribución comercial. El material del que están hechos los sueños se convierte en combustible barato para fábricas y materia prima para hacer bancos, peines, monturas de gafas y ropa. No es nada nuevo: el cine murió ya desde su nacimiento, cuando los exhibidores pudieron comprar las películas y después deshacerse de ellas; con la llegada del sonido, cuando los productores tiraron a la basura las películas mudas; con la introducción de las películas seguras, cuando el nitrato se convirtió en un obstáculo innecesario. Y este fenómeno continúa hoy en día, ya que en los países en vías de desarrollo las películas se funden con las altas temperaturas y los elevados niveles de humedad. Pero el cine no es la única víctima: más del 95% de las imágenes en movimiento que se producen cada año, sean del medio que sean, perecerán antes de doce meses...