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Mostrando entradas de julio 8, 2018

LA DIFÍCIL LUCHA

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Un maestro zen, al saber que uno de sus discípulos no había comida nada en tres días, le preguntó las razones de aquel ayuno. - Intento luchar contra mi yo - dijo el discípulo. - Es dífícil - dijo el mastro desaprobando con la cabeza -. Y todavía debe de serlo más con el estómago vacío. - uno de los relatos de "El círculo de los mentirosos" de Jean-Claude Carriére -

Sleuth

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"Sleuth" (1972, Joseph L. Mankiewicz) La última película dirigida por Mankiewicz ("Cleopatra", "Suddenly, Last Summer", "All about Eve") juntó a dos actorazos: Laurence Olivier y Michael Caine; ambos personajes pasan por diferentes estados durante todo el metraje. Con un guión de Anthony Shaffer, quien se caracterizó por hacer vueltas de tuerca o misterios por resolver en sus trabajos ("Frenzy", "The wicker man", "Murder on the Orient Express"), las más de dos horas pasan rá pido. Es una película que ha envejecido bien. Milo Tindle (Caine) llega a conversar al hogar del escritor millonario Andrew Wyke (Olivier), un obsesionado por los juegos, y ex marido de su futura esposa, es así como la película es un juego de caretas donde nunca sabemos cuál es la verdad, un juego de mentirosos que mantiene la intriga todo el tiempo. Contar más de la historia sería matar la sorpresa, pero creo el juego se vuelve serio

Je t'aime, je t'aime

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"Je t'aime, je t'aime" (1968, Alain Resnais) El director francés Resnais es famoso principalmente por sus películas osadas, experimentales. Reconocido por su "Hiroshima mon amour" (1959) y por uno de los mejores documentales sobre el holocausto "Nuit et brouillard " (1956). A veces experimentó tanto con el lenguaje que casi nadie entendía su propuesta, como ocurrió con esta rareza que en verdad es una película modernísima. Para partir diré que sin "Je t'aime, je t'aime" no ex iste "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos" y eso es mucho decir. Claude Ridder (Claude Rich), un hombre con el suicidio en mente es reclutado por científicos para un experimento: viajar en el tiempo. Claude no tiene nada que perder, es así como en una artesanal máquina (una especie de zapallo gigante con cables) se dispone a viajar un año hacia atrás. Y aunque es más un espectador que alguien activo, algunos errores de la máquina

Socializar la creación

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Lo que necesitamos, por lo tanto, es la convicción de que la vida creadora, en todas sus manifestaciones, es necesariamente un producto social. Ella crece con la ayuda de las tradiciones y de las técnicas mantenidas y transmitidas por la sociedad en general, y ni la tradición ni el producto pueden seguir siendo la exclusiva posesión del científico, del artista o del filósofo, y aún menos de los grupos privilegiados que, bajo las convenciones capitalistas, tan liberalmente los ayudan. Lo que un individuo o aun una generación puedan agregar a esa herencia es tan insignificante en comparación con los recursos acumulados del pasado, que los grandes artistas creadores, como Goethe, son humildes en los que atañe a su importancia personal. Considerar esa actividad como goce egoísta o como propiedad es simplemente calificarla de trivial. En efecto, la actividad creadora es, en última instancia, el único asunto importante de la humanidad, la justificación principal y el fruto más duradero de s

Les yeux sans visage

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"Les yeux sans visage" (1960, Georges Franju) El mismo año en que aparece "Psycho" (Alfred Hitchcock) y "Peeping Tom" (1960), desde USA y UK respectivamente, películas que marcan el cine de terror de los años venideros, los franceses sacan una película retorcida y poética muy bien definida por su director como una película de "angustia ... es un estado de ánimo más tranquilo que el horror ... más interno, más penetrante. Es horror en dosis homeopáticas". Hablamos de "Los ojos  sin rostro". Vapuleada por la crítica, terminó siendo exhibida en USA con una película clase B. Tuvo que pasar el tiempo para ser reivindicada siendo claro referente de películas como "Halloween" (1978, John Carpenter) o "La piel que habito (2011, Pedro Almodóvar). El Doctor Génessier, cirujano, rapta a jóvenes mujeres para extraerle su rostro e implantárselo a su hija Christiane, quien tuvo un accidente debodp a su culpa y quedó con el rostr