Conversando con Billy Wilder

"Basta con tener el ritmo e cada una de las escenas de la película en la cabeza. Cuando llego al plató me planteo el problema de la escena que tengo que rodar, de su porqué, de su ritmo. Espero a que los actores se hayan estudiado el texto y les digo: "Vamos". Empiezan y, en ocasiones, aportan algo superior a lo que yo había imaginado. En esos casos lo incluyo. Si son malos, los corrijo, con toda la tranquilidad posible, pero jamás les enumero todo lo que tienen que hacer. No les digo: "Ahora coges el cigarrillo, miras allá, luego allá, y después das un paso en esta dirección...".
Quiero que todos los que están presentes en el plató se sientan colaboradores. A los actores les gusta. Algunos llegan al plató completamente vacíos. A esos hay que decírselo todo desde el principio. Por ejemplo: "Tu tío era pederasta y en una ocasión...", etcétera. Cosas que no tienen nada que ver con la película y que no aparecen en ella. Pero les complace mucho, porque se dicen que este viejo zorro de Wilder estudió a Sigmund Freud, y les halaga.. Otros son estúpidos. Con estos hay que ser directo, primitivo.
Los actores son los pacientes, nosotros el médico que tiene que adaptarse a distintos clientes. también son como compañeros del bridge, cuyas maneras tienes que poder comprender para formar equipo con ellos. Hay que apreciar su forma de ver las cosas. Ante un actor hay que preguntarse si tal tema o tal pensamiento le van a molestar. Si es capaz de aportar algo, si tiene los medios, la técnica, el estilo necesario para hacerlo. Algunos intérpretes pueden ayudarnos a contar la historia."

- Entrevista a Billy Wilder por Jean Domarchi y Jean Douchet, Cahiers du Cimena, n°134, agosto de 1962.
Esta traducción aparece en el libro "Billy Wilder" de la coleción Maestros del cine. -


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