De una cálida tarde de verano

Desde la mañana el sol nos golpeaba la nuca
cerca de un cañaveral bajo un roble
descansamos las piernas
por el camino
dos ancianos
sonreían
cargaban un canasto de manzanas recogidas
erguidos
sin pensión
se hicieron amigos
improvisamos una comida
vivimos la primavera trazada
los viejos debían presentarse en el hogar
perdidos en el bajo
nosotros seguimos camino
al anochecer
quedamos de espaldas
no había luna
comenzaste un relato
yo jugaba con arañas
comimos las manzanas regaladas.

- del libro "Al sol invicto" (2014) de Henobarbo -



Comentarios

Entradas populares de este blog

Emborráchense

Lucho Awards 2022: Libros

Los anárquicos reyes, los descarriados magos