LAS COCHERAS



Cumpliendo su obligación
andan las niñas cocheras,
las que salieron primeras
fueron dignas de atención.

Primeramente el cochero
las enseña a gobernar
la palanca y a parar
para que algún pasajero,
sea pobre o caballero,
ocupe su posesión;
por nueva disposición
la Empresa así lo ha dispuesto
que ellas anden en su puesto
cumpliendo su obligación.

Insultos de los jerjeles
reciben a cada paso
y ellas hacen poco caso
de semejantes lebreles;
siendo en su servicio fieles
no importa que las rameras
las traten de madrineras
o de mujeres hombradas
si honrosamente ocupadas
andan las niñas cocheras.

Los caballos ensillados
la Empresa tendrá que darles
y al mismo tiempo enseñarles
cómo han de ser gobernados;
para esto hay hombres pagados
en todas las pesebreras;
algunas niñas solteras
tal empleo no admitieron
por lo burladas que fueron
las que salieron primeras.

Si la cochera es viejona
los pililos sin camisa
della empiezan a hacer risa
tratándola de rabona;
esto hace aquella persona
que no tiene educación,
de toda la población
mil aplausos recibieron,
las primeras que se vieron
fueron dignas de atención.

Por último ya tenemos
cocheras y conductoras,
sólo faltan inspectoras,
las que a muy breve veremos;
los hombres dicen: Qué haremos
si todos nuestros quehaceres
los ocupan las mujeres,
pero han de ser otras bellas
cuando representen ellas
el papel de bachilleres.

- Décimas de Bernardino Guajardo (fines del siglo XIX). Extraído del libro "Poesía popular chilena" Selección de Diego Muñoz. 1972. Editorial Quimantú. -



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