Silence

"Silence" (2016, Martin Scorsese)

Es casi imposible que el nombre del director norteamericano no esté en la mente de algún cinéfilo, clásicos como "Taxi driver" (1976) o "Toro salvaje" (1980) o "Goodfellas" (1990) lo encumbraron a ser un referente obligado del nuevo cine norteamericano que arremetía en los 70s.

Con trabajos irregulares en las últimas décadas no se puede negar su ímpetu de búsqueda y riesgo, creando en diferentes tonos, como lo son sus documentales musicales (Bob Dylan, George Harrison y Rolling Stones) o de revisión de cine italiano y norteamericano, sus thrillers, relatos de violencia, su siempre presente homenaje al Cine o su último éxito de un ritmo cocainómano como fue "El lobo de Wall Street" (2013).

Hay sin embargo algunos trabajos más calmos, injustamente alejados de la popularidad, donde se deposita gran parte de sus inquietudes personales y cinematográficas. Con la fe y la redención como conceptos fundamentales del actuar de los hombres. De esta cepa es "Silencio".

Siglo XVII y el jesuíta portugués Ferreira (Liam Neeson) no ha dejado rastro luego de su misión evangelizadora en Japón donde los shogunes están torturando a los cristianos por ser una amenaza. El único rumor que llega es que Ferreira cometió apostasía, o sea, ha negado su fe cristiana.
Dos de sus discípulos portugueses, Rodrigues (Andrew Garfield) y Garupe (Adam Driver), no lo pueden creer y deciden ir en su búsqueda sabiendo el riesgo que corren. Así parte Silencio y todo lo que se avecina es el cuestionamiento sobre la fe, los ritos y la eficacia de la evangelización en una tierra con códigos distintos.
El filme tiene más dudas que certezas, incluso para alguien que no cree que exista vida después de la muerte ni en un ser superior que escucha las súplicas, se logra conectar con los dilemas internos de estos personajes abandonados. El dolor corporal causado por las torturas ponen en jaque la mente, Scorsese pareciera indicarnos que el mismo cuerpo es el último refugio de la fe, aunque siempre desconfiando de su real utilidad.

Esta película es como una mezcla de "La Misión" (1986) y "Apocalipsis now" (1979), pero sobretodo se emparenta con dos autorías del mismo director: "La última tentación de Cristo" (1988) y "Kundun" (1997) donde el tema de la divinidad en el mundo terrenal se vuelve cruda, al borde del desamparo.

Scorsese se demoró años en darle forma a la película, luego a encontrar quien la financiase y como era de suponer, los 161 minutos fueron un fracaso de taquilla. Pausada, con una fotografía cargada de neblina, al igual que la mente de los personajes, me atrevo a decir que esta es una de las mejores obras del director, por lo menos Top 5. Fue también uno de los mejores estrenos del año pasado y espero que el tiempo la coloque en su sitio.

Recomendada para creyentes y no creyentes. Por lo menos logró volver a depositar mi fe en el Cine.


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