Les yeux sans visage

"Les yeux sans visage" (1960, Georges Franju)
El mismo año en que aparece "Psycho" (Alfred Hitchcock) y "Peeping Tom" (1960), desde USA y UK respectivamente, películas que marcan el cine de terror de los años venideros, los franceses sacan una película retorcida y poética muy bien definida por su director como una película de "angustia ... es un estado de ánimo más tranquilo que el horror ... más interno, más penetrante. Es horror en dosis homeopáticas". Hablamos de "Los ojos sin rostro".
Vapuleada por la crítica, terminó siendo exhibida en USA con una película clase B. Tuvo que pasar el tiempo para ser reivindicada siendo claro referente de películas como "Halloween" (1978, John Carpenter) o "La piel que habito (2011, Pedro Almodóvar).
El Doctor Génessier, cirujano, rapta a jóvenes mujeres para extraerle su rostro e implantárselo a su hija Christiane, quien tuvo un accidente debodp a su culpa y quedó con el rostro desfigurado, por lo mismo usa una máscara inexpresiva donde sólo vemos sus ojos. Así de simple es la historia, pero es la forma en que está contada lo que nos genera por un lado intriga y por otro una extraña repulsión.
Los guionistas son los mismos creadores de las novelas que inspiraron las geniales "Vertigo" (1958, Alfred Hitchcock) y "Les diaboliques" (1955, Henri-Georges Clouzot). A destacar la misteriosa composición musical del compositor Maurice Jarre (el mismo que luego haría las partituras de Lawrence de Arabia y Dr. Zhivago entre muchas otras).
Para evitar la censura no había maltrato a animales, ni sangre ni científico loco, eso mismo la volvió distinta a sus contemporáneas del horror que se hacían por montones. La escena más directa es el de la operación, con la marca del bisturí en el perímetro del rostro, escena que se ve casi calcada en "Face/Off" (1997, John Woo). Sutil, despojada de todo artificio la película nos muestra a dos tipos de monstruos, la desfigurada y celestial Christiane a quien en realidad vemos sólo sus ojos y al inteligente científico que cegado por el amor a su hija no ve la locura de sus actos, es el verdadero monstruo. Un final de libertad, de justicia, poética y terrible.
Un film para disfrutar y preguntarnos sobre los monstruos que nos habitan y sobre las máscaras que muchos esconden.


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