Los proscritos


"Víctor Sjöström es, junto a Mauritz Stiller, uno de los maestros indiscutibles del cine mudo sueco. La sutileza de sus caracterizaciones y el papel que desempeña el paisaje en sus historias le han asegurado un lugar en el panteón del cine como arte. Para mí, sin embargo, el mayor logro de Sjöström es su capacidad para retratar los aspectos más oscuros de la psique humana. Fue un actor de teatro de gran talento que en una de sus primeras incursiones en el cine, Ingeborg Holm (1913), demostró que hasta las emociones más complejas podían evocarse dentro del realismo social. La necesidad de ocultar una pasión tras un comportamiento cruel, fingiendo odio porque el amor duele demasiado, es uno de los sentimientos más difíciles de transmitir, pero eso es precisamente lo que consigue hacer Sjöström en los últimos momentos de este drama de amor maldito. Una viuda (Erastoff) se enamora de un preso huido (Sjöström) y escapa con él a las montañas. Pero la pasión no puede hacer frente a las dificultades por mucho tiempo y la relación se deteriora hasta tal punto que los dos amantes no pueden ni estar el uno junto al otro; las peleas y recriminaciones son muy tensas, en ciertos momentos incluso atroces.
Una noche de tormenta, ella decide abandonarlo, pero es entonces cuando su compañero se da cuenta de lo que siente realmente y va en su busca. En la siguiente escena, los vemos a la mañana siguiente, los dos muertos, sus cuerpos congelados en la nieve y abrazados
- Extraído del texto de Paolo Cherchi Usai que aparece en el libro "Momentos clave. 100 años de Cine" -


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