Fatty en la cocina

Una de las grandes injusticias de la historia del cine es la que cometió el destino con "Fatty" Arbuckle, un maestro de la comedia muda cuya carrera prácticamente terminó de golpe en la década de 1920, después del escándalo que provocó una acusación infundada de abuso sexual (Mabel Norman, otra gran actriz de comedia que trabajó junto a Arbuckle en varios cortometrajes, fue también víctima de una de las primeras listas negras de Hollywood).

Fatty en la cocina es una prueba no sólo de la creatividad de Arbuckle, sino que también demuestra lo mucho que le debía Buster Keaton. Los dos rollos de la película han sobrevivido en perfectas condiciones, pero sólo unos minutos de metraje lleno de gags bastan para demostrarlo. Buster es camarero en el café Bull Pup, cuya cocina maneja Arbuckle con total despreocupación: entre orden y orden, el cocinero interpreta una improvisada versión de la historia de Salomé e incluso se disfraza del personaje bíblico...

Bueno, más o menos. Se coloca un colador en la cabeza y se engancha al delantal varios sartenes y unos utensilios de cocina para recrear el baile de la perversa heroína. La cabeza de Juan Bautista es una enorme coliflor que le trae un fiel sirviente en una bandeja. Como broche de oro, se coloca una ristra de salchichas sobre el pecho y espera pacientemente a que le pique la "serpiente".


- Extraído del texto de Paolo Cherchi Usai que aparece en el libro "Momentos clave. 100 años de Cine" -


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