Trilogía Volver al futuro

"Back to the Future" I-II-III (Robert Zemeckis, 1985-1989-1990)

Una de las fantasías del ser humano es poder ver y, más aún, intervenir la historia gracias a una máquina del tiempo. 

Hay muchas películas sobre viajes en el tiempo, pero la más popular es sin duda "Volver al futuro".

A modo de resumen, la película que da inicio a la saga trata sobre cómo el joven Martin McFly (Michael J. Fox), quien viaja sin querer de 1985 a 1955, trata de que su tímido padre logre enamorar a su madre luego de haber cambiado levemente los hechos, además de convencer al Doc Emmett Brown (Christopher Lloyd), creador de la máquina, que lo ayude a volver al presente. En la segunda parte Doc lleva a McFly al futuro para ayudar a su hijo de ir a la cárcel, pero el personaje Biff (Thomas F. Wilson) le lleva un almanaque de resultados deportivos al Biff del pasado cambiando toda la historia, es así como deben volver nuevamente a 1955 a quitarle el almanaque. Ya en la tercera McFly viaja a 1885, en el viejo Oeste, para rescatar a Doc de su muerte.

Ninguna película de viajes en el tiempo se salva de las paradojas, pero esta saga tiene la gracia que se toma las cosas con humor, el invento del DeLorean es tan absurdo que poco importa el cómo funciona (aprende Nolan) y el ritmo es tan trepidante que uno entra en el juego sin darse cuenta. La primera película es la más interesante, tiene varios méritos, partiendo por un guión inteligente con ideas audaces como la atracción de la madre por su hijo. El montaje en la secuencia final del rayo es impecable, no da respiro y carga de emoción, una partitura icónica de Alan Silvestri y por último el casting liderado por un simpático J. Fox y un excéntrico Lloyd logran entregar encanto y vivacidad.

Las secuelas continúan manteniendo las reglas del juego de manera inteligente, aunque nunca pueden superar la novedad inicial, nuevamente el montaje está perfecto, valoro las secuencias del skate tras el auto en el túnel (II) o la tensa escena final del tren (III).

Se agradece no querer ser más de lo que se propone, una obra de entretención inteligente y de corte familiar, a lo Frank Capra. Fue novedosa en su época en cuanto a efectos especiales, un éxito de taquilla producida por Spielberg. La vi por primera vez a principios de los noventas, doblada, en la TV abierta en horario nocturno; ahora al revisarla mantiene su frescura, aunque ese futuro de autos y skates voladores nunca llegó.