El tigre y el dragón

"Wo hu cang long" (2000, Ang Lee)

Como en muchos de sus otros trabajos, Ang Lee enfrenta a la tradición ante lo nuevo y nos cuenta una historia de amores imposibles, aunque esta vez enmarcado en el período feudal de la dinastía Quing en China.

Li Mu Bai (Yun-Fat Chow) y Yu Shu Lien (Michelle Yeoh) son dos expertos en artes marciales, y aunque se aman desde hace muchos años no se han atrevido a consumarlo por respeto al antiguo prometido de ella, quien murió. Mu Bai le encarga su super espada a un amigo Duque, pero aparece una ladrona buena pa las patas voladoras y se roba la espada sin que Shun Lien pueda atraparla.
Por otro lado la joven Jen Yu (Ziyi Zhang), hija del gobernador, se va a casar, pero tiene una historia de amor anterior con un tipo que la raptó y además es aprendiz de Zorra de Jade, otra experta en patadas milenarias.

La vi en el cine en su momento y me fascinó, ahora al revisarla mantiene ese encantamiento gracias a dos elementos: alucinantes coreografías de peleas, tal vez sólo igualadas por "Hero" (2002, Zhang Yimou); y el lirismo de las imágenes, a veces en la calma, otras en el fragor de la lucha, difícil no recordar el bosque de bambú, los saltos en el agua y esas correrías por los tejados, una experiencia visual vibrante, sumado a pequeños gestos y miradas que dejan entrever los reales deseos de los personajes. Un mundo fantasioso y conmovedor.
El extenso saber de los maestros no puede solucionar sus propios dilemas afectivos, bajo los golpes y espadas, se encuentra siempre la contenida historia de estos ya maduros enamorados. La escena final entre los protagonistas deja una sensación terrible sobre el tiempo perdido. Pero el amor triunfa y trasciende en su profunda aceptación final.
Un triste y bello relato en que Ang Lee pareciera decirnos que la arrogancia puede ser una impredecible arma contra uno mismo, que la bondad es parte de la sabiduría, que la vida está ahí para pelear por nuestra pasión, y sobretodo que el amor es impostergable y nunca es tarde para redimirse ante aquella verdad.

“Prefiero ser un fantasma arrastrándome a tu lado como un alma en pena, que entrar al cielo sin ti. Debido a nuestro amor, yo jamás seré un espíritu solitario”.

Gran película!


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