Eterno resplandor de una mente sin recuerdos

"Eternal Sunshine of the Spotless Mind" (2004, Michel Gondry)
Aunque el estilo es muy Gondry, este es un film muy Charlie Kaufman, el guionista responsable de otras joyas de la rareza como "Being John Malkovich" (1999), "Adaptation" (2002) y " Synecdoche, New York" (2009). La recursividad, los caminos laberínticos, los hombres frágiles y desencajados, la búsqueda inútil de la paz interior ante la confusión del mundo.
Joel (Jim Carrey) y Clementine (Kate Winslet) se hacen amigos, se coquetean, todo va bien y pareciera que van a entablar una relación amorosa, pero descubren que ya habían sido pareja un par de años, una relación que no funcionó y por lo mismo Clementine contrató un servicio médico tecnológico que borró sus recuerdos asociados a Joel. En el despecho, él toma la misma opción, sólo que cuando comienza el proceso de borrado, se arrepiente, pues descubre que por muy doloroso que fuera el recordar, es bueno saber que pudo ser feliz. Por lo mismo gran parte de la película que vemos ocurre dentro de la cabeza de Joel, quien trata de esconder a su amada en algún lugar donde la máquina no pueda rastrearla. Los recuerdos se confunden, el pelo de Clementine cambia como sus estados de ánimo, aunque hay que recordar que siempre estamos ante la visión sesgada y antojadiza de Joel.
Juegos de perspectiva, efectos artesanales y otros más sofisticados por computador, aunque nunca gratuitos, nos ayudan a revisar momentos de nostalgia, deseo, frustración y alegría, incluso paseándose por los traumas de la niñez. La manera en que Gondry nos lleva por los recuerdos de Joel es notable, una maquinada puesta en escena que nos ayuda a comprender la confusión del protagonista. La emoción es el hilo conductor en esta resistencia al olvido.
Las queribles actuaciones de Winslet y Carrey serán recordadas por siempre y el resto del elenco cumple de manera correcta su rol: Elijah Wood, Kirsten Dunst, Tom Wilkinson, Mark Ruffalo.
Hay algo desesperanzador, algo que se triza dentro cuando en los créditos finales suena "Everybody's Gotta Learn Sometime" de Beck y uno acaba entendiendo que las cosas valen porque se acaban, así es la vida y así es muchas veces el amor, o por lo menos esa idea de amor con la que nos estafan otras películas.
Debido a esa necesidad humana de amar y ser amado, acomodamos la definición de Amor a nuestra conveniencia, por eso el dolor tarde o temprano llega, pues a veces esa definición caduca y no queremos aceptarlo.
Valoro mucho que toda la inteligencia puesta en este trabajo sea finalmente una búsqueda emocional. "Eterno resplandor" no entrega ninguna respuesta a como llevar una relación o la soledad, sino que nos empuja a que cada uno resuelva sus dilemas gracias a esa búsqueda que nunca acaba.
Cuando la vi hace 15 años se transformó rápidamente en una de mis películas favoritas, no la había vuelto a ver hasta ahora. Como suele pasar, no la recordaba igual, pero ha sido un bello reencuentro, volvió a fulgurar, pero de otra manera.


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