Louis Feuillade

Durante su breve, pero prolífica carrera, Louis Feuillade generó más de 700 películas para los estudios franceses Gaumont, contribuyendo a situarlos entre los principales del país. Su especialidad eran las series de suspense: las principales fueron Fantomas (1913), Los vampiros (1915) y Judex (1916). Todo cinéfilo que se precie conoce y venera el nombre de Feuillade, porque fue el Big Bang que puso en órbita a Fritz Lang, Alfred Hitchcock y casi a todos los demás directores interesantes.

En realidad, la técnica de Feuillade era más bien primitiva. El lenguaje cinematográfico que hoy conocemos todavía tendría que ser desarrollado por D.W.Griffith y Thomas Inces, Fritz Lang y  F.W.Murnau, Sergei Eisenstein y Lev Kuleshov. El hecho de que las películas de Feuillade, realizadas en la primera infancia del medio, sigan fascinando y cautivando al público actual indica que hay algo más en su construcción. Su trabajo de cámara simple y sin adornos, y su diseño de producción torpemente realista abrían la puerta a los paisajes oníricos, la irracionalidad y la falta de lógica que hoy irrumpen con naturalidad en la pantalla. El mundo no es como parece: el horror puede salir a la superficie de la realidad sin previo aviso. Aquellas películas era obras maestras posmodernas, Feuillade comprendía el peligro inherente de la nueva tecnología, la omnipresencia del mal y lo poco fiable que son las apariencias. Pero no es que sus obras se adelantaran a su tiempo: al ver muchas películas de esa época se tiene la impresión de estar mirando por una ventana al pasado, ofrecen una visión de un época más simple e inocente. Los filmes de Feuillade son también una ventana a una dimensión onírica alternativa, a un tiempo y un lugar que nunca existieron.

- del texto de David Kalat del libro "501 Directores de Cine" -






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