La democratización del porno

 Cuando Valery Giscard d’Esteaing prohíbe el porno en los cines, en los años setenta, no lo hace respondiendo a una protesta popular -la gente no salió a la calle gritando "no podemos más"- o a un aumento de los problemas sexuales. Lo hace porque las películas porno tienen demasiado éxito: el pueblo llena las salas y descubre la noción de placer. El presidente protege al pueblo francés de sus ganas de ir a ver buenas películas de sexo. A partir de ese momento, el porno será objeto de una censura económica asesina. Ya no habrá posibilidad de realizar películas ambiciosas, de filmar el sexo como se filma el cine bélico, romántico o de gangsters. Se dibujan así las fronteras del gueto, sin ninguna justificación política. La moral que se protege es la que vela porque los dirigentes sean los únicos que tenga la experiencia de una sexualidad lúdica. El pueblo tiene que estarse quieto, sin duda demasiada lujuria podría interferir en su rendimiento en el trabajo.

No es la pornografía lo que molesta a las élites, sino su democratización.

- extracto de "Teoría King Kong" (2006) de Virginie Despentes -




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