Más feliz que la chucha



Si hasta me imaginé que en algún momento, onda así por casualidad, iba a poder verte el tatuaje completo.

A lo mejor no te lo vi completo-completo pero pasaron hueás muy bacanes. Por ejemplo el día, que no me acuerdo cuál fue, en que vine temprano y estaba lloviendo, y te llamé al celu pa' pedirte que me tuvierai la reja abierta. Y llegué estilando, ¿te acordai? Ni siquiera ese día tomé la micro po. Y me acuerdo de que saliste con una parka que era del Christopher y como que me retaste, pero en buena. Y yo lo único que te dije fue que los cañitos no se me habían mojao y nos reímos. Y de ahí yo prendí uno mientras tú prendiai la estufa. Estuvimos quemando un ratito, y me dijiste que se te llovía el segundo piso y a mí como que me dio rabia no saber cómo chucha arreglar esas hueás. Pero te dije que igual me podía subir a ver qué se podía hacer, y te reíste, y te fuiste. Pero de ahí volviste y yo estaba entero pegao y me tiraste una toalla gritándome "¡Reacciona!", y te  cagaste de la risa con mi reacción. También me reí yo.

Y después pasó que..., que me secaste la lluvia del pelo y esa hueá fue pa' mí un logro. Onda porque antes nos saludábamos de beso y en las despedidas me dabai un abrazo y un beso mejor dado, pero en ese minuto me estabai secando la cabeza po. Lo tomé como un cariño, como el manso cariño. Y me dejé nomás, en volá con cara de hueón. Me dispuse a disfrutar tu toalla por mi cráneo lo más que se pudiera. Quizás debería haberme dejado el pelo largo, pero bueno. A lo que terminaste, te agachaste frente mío y yo me puse un poco nervioso. No caché que me ibai a desabrochar los cordones y sacarme las zapatillas y los calcetines. Y parece que dejé nomás que me hicierai todo eso. Y me dijiste que tenía que cuidarme más. Y pusiste las zapatillas y los calcetines en una silla al lado de la estufa. Y como si toda esa hueá hubiera sido poca, me dijiste que subiera y me acostara en tu cama mejor. O sea, ¿qué onda María? No lo podía creer, estaba saliendo todo tan pulento. Me iba a acostar aquí po, en tu cama. Antes de eso igual me había tirado aquí, pero ahora iba a estar debajo de las tapas hueón. No podía ser más feliz, por la chucha, más feliz que la chucha. 

Nunca te dije si, que cuando me acosté y te oí subir las escaleras, cerré los ojos y sentí que entraste. No tengo idea por qué me hice el dormido, pero sentí que entraste y te acostaste despacito, poniéndote a dormir de nuevo. Pero yo lo que menos hice fue dormir. Todo ese rato estuve entero despierto. Estuve mirando pa'l techo, pa' esta hueá de espejo que al Christopher se le ocurrió poner en el techo, no sé si pa' verse culenado o qué hueá. Igual lo encuentro bacán. ese día fue bacán. Porque yo miraba lo que salía en el espejo y no lo podía creer. Estaba en la misma cama, acostao al lado de la única loca que quise. De la única persona que al final me importó hueón. Y que alguna vez fue mi cuñada, aunque esa hueá ya se estaba olvidando. Ya no existían ni el pasado, los familiares, ni el colegio ni nada hueón. Éramos los dos solitos en el paraíso. ¿Hasta cuando? No sabía, pero mientras durara bacán.


- extracto de "María cuñada mía" (2019) de Joannes Lillo -

Comentarios

Entradas populares de este blog

Emborráchense

Lucho Awards 2022: Libros

Los anárquicos reyes, los descarriados magos