Erase una vez en Hollywood

"Once Upon a Time... in Hollywood" (2019, Quentin Tarantino)

Sin ser un fanático del trabajo de Tarantino, debo decir que siempre sus trabajos están sobre la media de la paupérrima cartelera nacional.

El film podría resumirse como la relación de amistad de dos personajes inmersos en el mundo Hollywoodense de 1969: Rick Dalton (Leonardo Di Caprio) un actor de acción televisivo a quien no le ha funcionado mucho su incursión en la pantalla grande, refugiándose en el alcohol, y su doble de acción Cliff Booth (Brad Pitt) quien lo salva de accidentes en sus películas, pero también en la vida real.

Tarantino se da el lujo de mostrarnos a Los Angeles de su infancia e inventar situaciones que involucran a estrellas de la época: Steve McQueen, Bruce Lee y a quienes sabemos en algún momento van a cruzarse con los protagonistas: Sharon Tate (Margot Robbie) y tácitamente a Roman Polanski.

La película es una mezcla extraña de géneros: comedia, drama, policial, acción. Di Caprio y Pitt están excelentes en sus papeles. Es entretenida y pareciera divagar en su relato, pero opino distinto a quienes comentan que la película demora en partir o que hay escenas que no aportan o incluso la crítica que se ha hecho de ser misógina por no darle muchas líneas al personaje de Sharon Tate.

Tarantino está muy consciente de lo que quiere mostrar, es su homenaje más personal al cine, considerando que toda su filmografía lo es, y a veces es un gusto ver escenas que funcionan por sí mismas, independientes de la trama.

Hay escenas realmente notables como las de Rick Dalton tratando de recordar sus líneas donde se repite el movimiento de cámara y por supuesto toda la secuencia final que es finalmente lo más interesante del film, no sólo por su descarada violencia, sino en lo que simboliza.

SPOILER: Con el final de esta película, Tarantino le regala a Sharon Tate la posibilidad de seguir viviendo, hace justicia a su manera, salva a sus personajes ficticios, pero a la vez también salva a personajes que fueron de carne y hueso. Prolonga ilusoriamente por más tiempo una época del espectáculo hollywoodense con la que sin duda él se maravilló en su momento. Toda la violencia de la escena final, curiosamente está cargada de ternura.